jueves, junio 14, 2012

Islandia 10 de Septiembre 2011: Kirkjubaejarklaustur, Eldgja, Landmannalaugar y Hella

Después de la noche de las auroras, nos despertamos para ponernos camino a Landmannalaugar. Antes que nada, como nos pilla al lado vamos a ver Kirkjubaejarklaustur y su “suelo de iglesia”. Es una formación basáltica muy curiosa porque durante muchos años se creyó que era un antiguo suelo de una iglesia derruida. Su acceso no está muy claro, lo indica una señal pero atraviesa un campo con una valla que se cierra y en el que tienes a las ovejas a escasos metros. Después de coger pan (baguettes) para hacernos unos bocatas, nos pusimos en camino tomando la carretera 208.

Esta carretera es solo para todoterrenos ya que hay algún rio que vadear. Está carretera es la que hubieran tenido que coger la gente en Julio de 2011 cuando un puente de la Ring Road se vino abajo por el derretimiento de parte de un glaciar (al moverse el magma del volcán) y formarse una riada. El camino tampoco es excesivamente exigente, aunque se hace un poco pesado y el vadeo de ríos siempre infunde respeto. Eso si el paisaje es preciosos y eso que teníamos calima que nos impedía ver a lo lejos. Después de unos cuantos vadeos llegamos al Eldgja, un cañon volcánico que pilla de camino a Landmannalaugar. Es una fisura de erupción volcánica de alrededor de 30 km de largo y que pertenece al mismo sistema volcánico que el volcán Katla. Dimos un paseo desde el parking para llegar a la cascada Ófærufoss. Es un paisaje singular, con un montón de rocas por el camino, muchas de las cuales se desprenden todavía. Había dos rocas enormes en medio que habían caído el año pasado y la otra apenas hacía un par de meses, que miedo. Llegamos a la cascada Ófærufoss. En su interior, en 1993 un puente en esta cascada se derrumbó debido a un exceso de agua del deshielo. Es una bonita cascada que, como hacía sol, nos regaló el primer arcoirirs que vimos en todo el viaje. Proseguimos nuestro trayecto ya que nos quedaba pocos kilómetros para llegar al mítico Landmannalaugar, con su famoso trekking de 4 días a Þórsmörk. Nos sucedió algo digno de mencionar. Vinos un vadeo de los grandes, con un montón de carteles. Como precavidos que somos, nos bajamos a investigar, leer bien las indicaciones y ver por donde era mejor cruzar. Es esto que vino un todo terreno bigfoot enorme que apenas se paro en el vadeo y levantó mucha agua. Lo cual nos llevo a la conclusión “si el puede tan fácil, nosotros también”. La verdad es que cruzamos sin problemas, pero también es cierto que no pensamos es que las ruedas del bigfoot eran casi tan altas como nuestro coche… así se cruzan bien los ríos.

A la llegada al camping de Landmannalaugar vimos un aparcamiento, que estaba realmente fuera del mismo pero había que pasar dos vadeos que decidimos ahorrárnoslos. Eran unas charcas muy hondas que yo creo que estaban para hacer la turistada de “he llegado a Landmannalaugar vadeando dos ríos”. En el parking dimos buena cuenta de dos bocatas de atún con tomate y paleta ibérica con tomate. Durmiento en el camping no vimos a mucha gente. La verdad es que parecía el campo base de un campamento del Sáhara, pero haciendo más frio y con aguas termales. Nosotros ya que habíamos recorrido tan largo camino decidimos hacer una pequeña ruta circular que hay cerca del camping de unas dos horas de duración.

Va por Graenagil, Bláhnúkur y Landmannahellir. Merece mucho la pena porque se ven todos los paisajes que nosotros habíamos visto de Islandia (a excepción de fiordo, que no hay mar, ¡y había hasta chupones de hielo!). Campos de riolita, campos de lava, Hvellir… y una gama de colores expectaculares, marrones, verdes, rojos, grises, negros... Después de esta ruta, decidimos continuar hasta Hella donde nos alojaríamos las 3 noches siguientes. Fuimos por otra carretera, para salir más adelante y porque era mejor carretera (así nos explicamos que un Yaris llegara hasta el camping) sin vadeos ni problemas.



Llegamos a nuestras cabañas Arhus en Hella. Unas cabañas de madera con las camas un poco pequeñas, pero que eran acogedoras, calentitas y en las que hubiéramos cabido 6. Nos comimos una pasta con salsa de tomate (dando una vuelta por un supermercado local para ver si había algo nuevo que comer… que va ser que no) y sweet chili algunos y por la noche… ¡Auroras! Otra noche con unas bonitas luces del norte. Lastima que la luna estuviera llena y muy alta en el firmamento… aunque vimos algunas muy chulas.

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