domingo, julio 08, 2012

Islandia 11 de Septiembre 2011: Seljalandsfoss, Gljufrafoss, Skogarfoss, Vik i Myrdal, Reynisdrangar, Reynisfjara, Dyrhólaey, Eyjafjallajökull y Hella


Este día era para ver todo lo principal, excepto Reykjavik, que nos quedaba por ver en Islandia. Volveríamos a dormir a Hella, así que no íbamos como sherpas con las maletas al hombro.

Lo primero que vimos ese día fue Seljalandsfoss, una de las cascadas más famosas. Está entre Hella y Skógafoss, al lado de la Ring Road en camino a Þórsmörk (tiene un parking grande y se ve desde la carretera). Es una cascada del rio Seljalandsá con caída de 60m y lo característico es que permite verse por detrás. La tradición es que los enamorados den una vuelta por detrás agarrados de la mano. Es una cascada delicada, que parece que no lleva mucha agua, pero la realidad es bien distinta y vista por detrás también es una preciosidad.

Si andas por el camino hacía la derecha unos minutos encuentras la cascada Gljufrafoss (cuando crees que te has confundido de camino porque se acaba, andas un poco más como hacia una granja y ahí está). Esta cascada está como escondida dentro de unas rocas y para verla deberías meterte en el río… pero al lado hay un camino por el que puedes trepar, un tramo agarrándote a una cadena, y encuentras una escalera de madera por la que si subes un poco puedes ver la cascada. La verdad es que es una cascada muy curiosa, aunque mucho más pequeña que las otras que veríamos en este día.

Siguiendo la Ring Road continuamos unos kilómetros para llegar a la siguiente cascada espectacular: Skogarfoss. Es una de las cascadas más grande del país con una anchura de 25 metros y una caída de 60 metros. Situada en los acantilados del litoral que ha retrocedido hacia el mar (hoy está a una distancia de alrededor de 5 km desde Skógar), los anteriores acantilados marinos permanecieron, paralelos a la costa a lo largo de cientos de kilómetros, creando junto con algunas montañas una frontera clara entre las tierras bajas costeras y las Tierras altas de Islandia. Debido a la cantidad de espuma que produce constantemente la cascada, un arco iris simple o doble es normalmente visible en los días soleados. Según la leyenda, el primer colono vikingo en la zona, Þrasi Þórólfsson, enterró un tesoro en una caverna detrás de la cascada.

En el lado oriental de la cascada, un sendero para trekking lleva hasta el paso Fimmvörðuháls entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull. Baja a Þórsmörk en el otro lado y sigue como la famosa Laugavegur a Landmannalaugar. Se puede subir por una escalerilla que hay a la derecha de la cascada (tomárselo con calma que es muy alta) y desde la parte de arriba, cruzando una valla por unas escalerillas de madera para cruzar las vallas, empieza la ruta que va a Þórsmörk y Landmannalaugar.

Después de mojarnos al acercarnos y la caminata hasta arriba para contemplar mejor este fenómeno de la naturaleza, nos dirigimos a Vik para ver está población. Realmente tiene muy poquitas cosas, salvo las playas de arena negra. Vik i Myrdal es pese a su tamaño (300 hab) el lugar mas grande en 70Km. Está justo debajo del glaciar Mýrdalsjökull que está encima del volcán Katla. El Katla no ha entrado en erupción desde 1918, y el típico reposo de este volcán suele ser de unos 40 años con lo que se especula con que puede ocurrir pronto. Si sucede esto, las riadas que se producirían por el deshielo del volcán se llevarían Vik por delante (solo se salvaría la iglesia que está a lo alto).

Comimos en la gasolinera N1 unas hamburguesotas. Como la marea estaba alta, no pudimos andar por la playa hacía Reynisdrangar así que tuvimos que ir en coche. Reynisdrangar  es una playa de estacas de basalto bajo la montaña Reynisfjall. La leyenda dice que las columnas se originaron cuando dos trolls arrastraban tres navíos hacia tierra y cuando llegó la luz del día se transformaron en piedra. Las columnas basálticas son muy impresionantes y lo más común es hacerse fotos subidos a ellas, cual tronos de la edad media. Por supuesto hay que sacarse una foto con los trolls de piedra. Si sigues por la playa se llega a Reynisfjara que es otra playa de arena negra famosa por sus olas peligrosas. Cuando llegamos nosotros nos encontramos con una especie de carrera o convoy de 4X4 que fueron alrededor de toda la playa y luego desaparecieron.

Cogiendo de nuevo el coche para ir a Dyrhólaey y su faro nos los volvimos a encontrar, menos mal que nos dio tiempo a subir hasta arriba porque el camino que lleva al faro es un poquillo duro. Desde allí vimos su playa de arena negra con rocas solitarias y su arco natural de lava negra de 120m de altura que da su nombre a la península. Desde allí se ve el glaciar Mýrdalsjökull, las columnas de lava negra de Reynisdrangar en el mar y la costa en dirección a Selfoss. Hacía un viento terrorífico, por lo que sacamos unas cuantas fotos y nos fuimos.

Hicimos un breve alto para ver el Eyjafjallajökull, ese volcán glaciar que en 2010 tuvo en jaque a las aerolíneas Europeas. Es curioso ver fotos de la erupción porque toda la nube de cenizas iba en dirección Europa y nada para Islandia (como decían las camisetas “we haven’t any cash, but we have lot of ash”).

Vuelta a Hella, donde dimos la tradicional vuelta al supermercado en busca del alimento nuevo perdido, para acabar unos noodles que compramos (realmente asquerosos) y disfrutar de otra noche de auroras. Esta noche vimos una de las auroras más potentes, ya que justo se ocultó la luna cuando estaba en su máximo esplendor (en las fotos se ven atisbos de rojo incluso).

1 comentario:

Page dijo...

Qué hermosos paisajes ! Linda travesía !