jueves, diciembre 15, 2011

Islandia 1 de Septiembre 2011: Centro de la isla, Hraunfossar y Grundarfjordur


Nos levantamos con ganas y disfrutamos de nuestro desayuno buffet con una mermelada de naranja dulce que parecía ambrosía. Con energía repuesta nos pusimos en camino con nuestro todoterreno. Tomamos el camino de regreso por Þingvellir y nos dispusimos a ir hacia la zona de Reykholt (no confundir con el pueblecito en el que comimos el día anterior) camino de la península de Snaefell. Para ello tomamos la carretera 550 que nos adentraba en la inhóspita zona central de Islandia. Vientos fríos y duros que hacían temblar nuestro Terrano y nos impedían abrir las puertas de lo fuerte que eran. Un verdadero paisaje lunar con los glaciares Langjökull y Þórisjökull a los lados.



Después de este duro trayecto llegamos a una parada intermedia en nuestro viaje del día: las cascadas Hraunfossar con Barnafoss como estandarte. Su nombre, la cascada de los hijos, viene de un accidente ocurrido en tiempos pasados. Había un puente natural sobre la cascada y dos niños de una granja cercana perdieron sus vidas cruzando el río por el puente. Cuando su madre se enteró de lo que había sucedido, le puso un hechizo diciendo que nadie lo cruzaría sin ahogarse. Un poco más tarde, el puente fue demolido por un terremoto.

Hraunfossar (Borgarfjörður, al oeste de Islandia) es una serie de cascadas formadas por arroyos a través de una distancia de unos 900 metros de Hallmundarhraun, un campo de lava que fluyó de una erupción de uno de los volcanes bajo el glaciar Langjökull. Las caídas de agua se vierten en el río Hvítá de cornisas de roca porosa en la lava. El nombre Hraun proviene de la palabra islandesa para la lava. La cueva tubo de lava Víðgelmir está cerca.


Después de esta parada fuimos a Reykholt. Es uno de los lugares históricos más importantes de Islandia y un centro cultural durante siglos. Allí vimos la estatua de Snorri Sturluson y su poza caliente. La cercana Husafell se encuentra en uno de los pocos bosques de Islandia y es por lo tanto, muy popular entre los lugareños.

Después de esta visita continuamos hacia Borgarnes que pensábamos sería un gran núcleo urbano. Nada más lejos de la realidad aunque al menos tenía un supermercado Bonus. Está fue nuestra última parada del día camino de Grundarfjörður. En el trayecto vimos unos de los campos de lava más bonitos de nuestro viaje, tanto por sus formas y dimensiones como por su verde manto.

Grundarfjordur está situado en una bahía de excepcional belleza. La bahía está casi rodeada por impresionantes montañas. Destaca Kirkjufell (church mountain) de una belleza extraordinaria. Enfrente de esta montaña, hay un par de cascadas que ofrecen un paseo agradable.



La pesca y el procesamiento de pescado es la principal ocupación, el comercio es importante, y el turismo aumenta constantemente. El pueblo ofrece alojamiento y abastece a la mayor parte de las necesidades de los turistas. Cruceros para observar ballenas, la pesca en alta mar y pesca de truchas en los lagos cercanos son muy populares. Grundarfjordur era un puesto de comercio a lo largo de los siglos y las ruinas de las antiguas casas de comercio todavía se pueden ver.

Esta noche cambió radicalmente nuestra visión de los hostel, primero porque si no te ponen con chiquillos que arrojan falos de plástico está muy bien y segundo porque se puede preparar hasta un pescado a las finas hierbas con guarnición (tela con los chefs alemanes). Apenas 90 euros la habitación de cuatro. La noche islandesa seguí encapotada…