"Los parpados no aguantan ya"... Si ese estribillo de una maravillosa canción se podría aplicar en mi caso. Esta entrada se está creando en la clandestinidad, con una linterna para poder ver (en mi distrito todavia no han saqueado las farolas de cobre, pero la secreta con su citroën Xara está al acecho) mientras intentó recordar.
¿Recordar? Más bien rememorar aquellas gotas de consciencia que disfrutabamos en nuestra somnolencia. Una palabra, bajo, un lugar, Argüelles... Antes adorado, ahora repudiado. Dos plazas unidas por un pasillo, dos plantas y un mismo sentido de la musica. La totalidad instrumental, el espectro completo de la entelequia más conocida como musica. Yo puedo decir que salí por los bajos de Argüelles.
Podías pasar de escuchar una tonalidad dance, a una alarido heavy, pasando por un acorde de rock español en lo que tardabas en pedirte una coctelera de 20 chupitos. Gente en la calle al lado de garitos la mayoria perdidos en el olvido (Rebote, Boxes y el de la cuarta copa que no mirabas nunca el cartel). Antes de que el imperio del Sol naciente saciase nuestras necesidades liquidas en cualquier parque, antes hubo un Argüelles.
Si, ahora nos quedaría pequeño para nuestras espectativas y deseos. Pero nunca olvidaré cuando un pipiolo nos dio el carnet a NSTR y a mi creyendo que eramos dos puertas, ni los 30 chupitos para cuatro (maravilla de las matematicas) de todos los licores de colores encargados por O'Layo. Si algún día pasais cerca de la zona 0, pasaros por el DonOso y recordar vuestras azañas etilicas al amparo de dos buenas hamburguesas.
Algunos aún en el extranjero aún no lo han olvidado.
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