lunes, marzo 19, 2012

Islandia 4 de Septiembre 2011: Reykjanes, Holmavík, Blönduós y Akureyri

Este día se podía bautizar como kilómetros por la nada. Fue la etapa más larga del viaje de Isafjordur a Akureyri, 600 kilómetros. Por eso y ya que teníamos desayuno en la guesthouse cogimos fuerzas con sus arenques, pasas, orejones (o algo similar), el tradicional yogurt y tostadas con mermelada de naranja.


El trayecto de los fiordos fue entretenido porque había los ya conocidos fiordos que presentaban un bonito paisaje. Paramos en grandes pueblos como Reykjanes, que lo formaban unas piscinas, termales, un hotel tipo resplandor y un coche que era tan grande como todo lo demás junto (las ruedas eran casi tan altas como yo). También pasamos por Holmavík, sin nada que reseñar y paramos a comer en Blönduós a la orilla del mar donde golpeaba con fuerza.

A parte de su extraña iglesia, poquito más que ver. A partir de aquí hasta el destino, la NADA. No hay nada, un paisaje aburrido que dos veces nos alegró la vista con tímidos ríos y con los caballos vacas. Cuando llegamos a Akureyri estábamos agotados de no ver nada. Menos mal que no decidimos pararnos por esa zona a dormir.

Akureyri es la capital regional del norte de Islandia y está ubicada al fondo del fiordo Eyjafjördur. Está a tan sólo 100 km al sur del Círculo Polar Ártico. Está rodeada de montañas, la mayor de ellas Súlur a 1.213 metros sobre el nivel del mar, y Hlíðarfjall a 1.116 metros sobre el nivel del mar. Es un centro pesquero e industrial. Es la cuarta ciudad más grande del país y se conoce como "La Capital del Norte". Sus partes más antiguas se encuentran en una estrecha franja de tierra y una lengua de tierra al final de la larga bahía Eyjafiordur. Su antigua iglesia es uno de los más bellos del país y bien merece una visita.

Eso si, seguíamos sin ver el cielo islandés, así que de auroras nada de nada. La ciudad tenía de todo y nos sacamos las tradicionales fotos con los vikingos, trolls y osos polares de la tienda de souvenir “The viking”. Eso, los corazones de los semáforos de la ciudad y dos enormes arañas que impidieron a las féminas acercarse a una estatua fue lo más remarcable de la ciudad. En este punto fue donde descartamos la excursión al Askja.

Los culpables fueron 240 euros que nos pedían por barba. Esa noche nos alojamos en un apartamento muy chulo que encontramos por internet (Apartment Bjarkarstígur Akureyri 264 EUR). Tenía dos habitaciones, dos salones baño y cocina y ventanales enormes que por lo menos a mi me daban mal rollo (tantas películas de miedo es lo que tiene, que hacen al cerebro sospechar de todo). Además encontramos una lavadora come calcetines y decidimos hacer la colada. De cenar, arroz a la cubana con salchicha nachovidal ahumada. El postre, potitos y yogurt.

miércoles, marzo 07, 2012

Islandia 3 de Septiembre 2011: Fiordos del Oeste, Reykjarfjörður, Dijandi y Isafjordur


Al día siguiente salimos de Bildudalur con dirección Isafjordur, la capital de los fiordos del Oeste. La mujer que se encargaba del hostel nos aconsejó sobre pozas naturales y nos dijo que había una en Reykjarfjörður. Era una poza pequeñita de piedras que estaba al lado de una piscina. La verdad es que era muy chula aunque nos metimos un poco a las bravas sin saber la temperatura que haría allí.


La siguiente parada fue Dijandi, la cascada más bonita que vimos a mi parecer. Mucho menos caudalosa y con menos fuerza, pero con una elegancia increíble. En el parking de la cascada vimos a un ciclista que había pasado allí la noche ¡qué frío tuvo que pasar el hombre! Y luego a recorrerse los fiordos con sus subidas empinadas. Después de esto, recorrimos los fiordos camino de nuestro alojamiento… y del Bonus para recobrar avituallamiento. Los donuts cayeron por supuesto.

Los fiordos son muy diferentes al resto del paisaje Islandés ¡Incluso las ovejas son perro-ovejas en vez de cabra-ovejas!. El día era de perros (the Winter is coming, well it’s here) así que solo llegamos a Bolungarvík, donde vimos el museo con las típicas casitas con césped en el techo y un frio horrible. Como con este frio no íbamos a ningún lado decidimos regresar a Isafjordur, dar una corta vuelta por la ciudad (y ver sus árboles abrigados de la plaza) y decidimos buscar un sitio para cenar.

Cenamos en el museo marítimo, en un buffet de pescado. Fueron unos 30 euros y fue sin duda el mejor sitio donde cenamos en todo nuestro viaje. Para dormir fuimos a Gamla Gueshouse, también el alojamiento más caro, y a la puerta nos encontramos a nuestro amigo el ciclista que era sudamericano e iba sin alojamiento. Un aplauso se merecía el tipo que llegó más que entero después de la travesía. Leyendo la guía vimos que al día siguiente había un triatlón, así que supusimos que se estaba preparando para él.