domingo, julio 15, 2012

Islandia 14 de Septiembre 2011: Reykjavik

Salimos del amplio apartamento rumbo a la gran ciudad. Lo primero que fuimos a ver fue la catedral de día. La verdad es que tiene una forma muy curiosa, como un cohete, una nave espacial o como una llamarada. Decidimos entrar dentro y verla más en detalle. Es muy curiosa porque por dentro no hay apenas adornos, solo un impresionante órgano y toda muy blanquita. Se puede subir a la torre. Se paga un donativo de 3 euros (creo que para ayudar a gente con alguna discapacidad, así que no colarse) y desde allí se ve todo Reykjavik con buenas vistas.

A la salida está Leif Ericsson con su hacha. Todo muy vikingo. Bajamos la que parecía ser la calle comercial, no había mucha gente pero comparado con el resto del país sería considerado una marabunta (grupos de 4 personas juntos uuuuuhhh).




Dimos un paseo por el lago Tjörn, con sus patos y fuimos a la plaza del ayuntamiento que estaba decorada con mariposas. Seguimos errando por la ciudad, buscando el monumento más importante que nos quedaba por ver: El barco vikingo. Es una escultura símbolo de la ciudad que asemeja al mascarón de uno de estos barcos. Nos gustó bastante y nos sacamos unas cuantas fotos. Después de esto… nos fuimos a comer porque ya habíamos visto toda la ciudad (y no era ni la una de la tarde). Comimos en un bar por la calle de compras que servían unas sopas contundentes en panes grandes. Tenía la espinita clavada desde Polonia.

 Luego poco más. Un par de vueltas, nos comimos unos donuts mientras unas nativas nos hacían una foto, unas cervezas y de nuevo unas pizzas para cenar. Así nos fuimos a dormir que al día siguiente regresábamos a Hispania como dirían los romanos. Al día siguiente poca cosa hicimos más que lavar el coche para no pagar los 45 euros que ponía el alquiler del coche. En alguna gasolinera puedes lavarlo gratis, te dan la manguera y unos cepillos y ala, al lio. Por cierto, el jabón para lavar podéis comprarlo en cualquier Bonus. Aunque si no lo echáis, después de hora y pico lavando se queda aceptable un todoterreno que literalmente se ha metido por todo-el-terreno (no me recordéis lo del Askja que se me cae una lagrimita).



Como resumen decir que es un viaje que merece la pena. Vas a ver una naturaleza increíble… eso si, piensa que el baño compartido es la tónica y que la comida no es muy variada. Pero como les dije a unos amigos:

“Levantarte, atravesar una laguna glacial y ver una cascada con columnas basálticas es una pasada. Pues si a continuación vas a caminar por el mayor glaciar de Europa y con una sonrisa en la boca piensas en dormir para levantarte a la una de la mañana y ver auroras boreales, bailar y cantar… eso si que no tiene precio”.

miércoles, julio 11, 2012

Islandia 13 de Septiembre 2011: Hveragerði, Krisuvik, Krisuvikurbjarg, Blue Lagoon y Reykjavik


Nos levantamos dejando el que había sido nuestro hogar durante 3 días. ¡Adiós cabañita!. No teníamos nada pensado más que la obligada visita a la Blue Lagoon, así que salimos de Hella rumbo allí vía península de Reykjanes.

Nuestra primera parada fue en Hveragerði. Es una pequeña ciudad del sur de Islandia situada a 45 kilómetros de Reykjavík. Su área circundante es parte del volcán Hengill, que está geotermalmente activo y experimenta terremotos frecuentes. La ciudad es famosa por sus invernaderos, que reciben calor por las aguas termales volcánicas, siendo visitable entre otros el Eden Bananas. Junto a la iglesia hay unas aguas termales llamadas Sandhólshver, formadas durante el violento terremoto del sur de Islandia de 1896. Esta área geotermal tiene numerosas aguas termales y fumarolas. Es un paseíto corto que es agradable de ver mientras lees las explicaciones. Aquí incluso horneaban pan los lugareños.

Después continuamos por la carretera 427 camino de Krisuvik que se encuentra al lado de la carretera 42. La zona geotermal Krisuvik es una de las zonas donde más se puede apreciar la actividad volcánica de Islandia. Esta zona es una de las zonas con más alta temperatura de Islandia. Es muy parecido al Hverir de Myvatn pero en pequeño. Es una buena opción visitarlo el mismo día que la Blue Lagoon. Se puede ver como sale humo de la tierra, como el agua que emana de la tierra esta hirviendo y sobretodo apreciar el característico olor, debido al azufre, a huevo podrido del agua caliente en este país. Muy cerca de aquí hay un pequeño lago con tintes verdes que es digno de ver.

Para comer decidimos coger una carretera (mejor llamarlo camino infierno) para llegar a los acantilados del sur de Krisuvikurbjarg. Si has visto muchos acantilados, pues a lo mejor no te impresionan tanto, pero la verdad es que con sol y reposando para comer unos bocatas es una vista y descanso muy recomendable.



Después de esto ya fuimos derechos a la Blue Lagoon. Es un spa geotermal que es el atractivo número 1 de Islandia. Esto es lo que dicen ellos, yo la verdad es que podría nombrar más de una docena de mejores opciones… La entrada es carilla, unos 30 euros por persona. El coche lo tienes que dejar en un parking que está nada más entrar (el otro parking es de pago). Antes de meterte tienes que ducharte. Y después también si no quieres ir con el pelo lamido como una vaca y encrespado. Tiene un montón de pequeñas atracciones que desfrutar. Sauna, una cascada masaje (básicamente te cae con fuerza agua en la espalda) y montones de sílice para echártelo por la piel y que se te quede tersa. Todo el mundo se lo echa. Yo creo que los guionistas de Walking Dead tomaron de aquí la idea porque menuda pinta que teníamos.

Después de más de 3 horas fuimos hacía nuestro alojamiento en Reykjavik. El hotel Floki, que, la verdad, no sabíamos que tal iba a estar. Pero como llegamos tarde tuvimos suerte, porque no estaba nuestra habitación cuádruple con baño compartido por 57 euros y nos dieron un apartamento para los 4 con baño propio. Vamos que salimos ganando por bastante. Esa noche dimos una vuelta hasta llegar a la catedral y fuimos a comer a una pizzería que estaba recomendada en la guía Eldsmiðjan. La verdad es que las pizzas nos sentaron fenomenal.

Por ese día ya había sido suficiente. Ya habíamos llegado casi al final del viaje. Solo nos quedaba ver la capital del país para terminar con nuestra visita. 

martes, julio 10, 2012

Islandia 12 de Septiembre 2011: Þórsmörk, Vestmannaeyjar, Gulfoss, Geysir y Hella



Este día fue, por así decirlo, de regalo. Era un día que teníamos de colchón por si algún volcán hacía de las suyas así que lo que decidimos ir a ver fueron cosas no previstas y repetir algunas del primer día que estuvieron pasadas por agua.

Leímos en una guía que para llegar a Þórsmörk había que tener un superjeep. Nosotros miramos el mapa y vimos que la carretera F261 pasaba al lado de allí y era más fácil que la F249 (pero también tenía un pequeño vadeo). Bien, pues después de un camino agreste pudimos ver el campamento… pero al otro lado del rio. Y no, no hay puente alguno para cruzar. 




Una verdadera pena porque se veían los arbolitos tan cerca… pero el río lo estaba más. Así que media vuelta. Eso si, nos dimos un paseo por las arenas de la rivera del río, marcando nuestras huellas y haciéndonos un poco “los beduinos”.

Aunque el día estaba como con calima, fuimos a ver las islas Vestmannaeyjar. Se veía poco por lo que solo pudimos ver el mar golpeando las negras playas. 


Como hacía sol, decidimos ir de nuevo a ver Gulfoss esta vez sin lluvia, pero con mucho aire. ¡Por fin pudimos sacar la famosa foto de la cascada y el arco iris! Con sol o con lluvia el paisaje es espectacular. 


Comimos unos bocatas de atún con tomate y nuestra última ración de embutido. Como nos pillaba de camino también paramos en Geysir. ¡Qué bonito es el sol con estos espectáculos naturales!.


La nota triste es que este sería nuestro último día de auroras. Marchábamos al día siguiente de Hella a la ciudad.

domingo, julio 08, 2012

Islandia 11 de Septiembre 2011: Seljalandsfoss, Gljufrafoss, Skogarfoss, Vik i Myrdal, Reynisdrangar, Reynisfjara, Dyrhólaey, Eyjafjallajökull y Hella


Este día era para ver todo lo principal, excepto Reykjavik, que nos quedaba por ver en Islandia. Volveríamos a dormir a Hella, así que no íbamos como sherpas con las maletas al hombro.

Lo primero que vimos ese día fue Seljalandsfoss, una de las cascadas más famosas. Está entre Hella y Skógafoss, al lado de la Ring Road en camino a Þórsmörk (tiene un parking grande y se ve desde la carretera). Es una cascada del rio Seljalandsá con caída de 60m y lo característico es que permite verse por detrás. La tradición es que los enamorados den una vuelta por detrás agarrados de la mano. Es una cascada delicada, que parece que no lleva mucha agua, pero la realidad es bien distinta y vista por detrás también es una preciosidad.

Si andas por el camino hacía la derecha unos minutos encuentras la cascada Gljufrafoss (cuando crees que te has confundido de camino porque se acaba, andas un poco más como hacia una granja y ahí está). Esta cascada está como escondida dentro de unas rocas y para verla deberías meterte en el río… pero al lado hay un camino por el que puedes trepar, un tramo agarrándote a una cadena, y encuentras una escalera de madera por la que si subes un poco puedes ver la cascada. La verdad es que es una cascada muy curiosa, aunque mucho más pequeña que las otras que veríamos en este día.

Siguiendo la Ring Road continuamos unos kilómetros para llegar a la siguiente cascada espectacular: Skogarfoss. Es una de las cascadas más grande del país con una anchura de 25 metros y una caída de 60 metros. Situada en los acantilados del litoral que ha retrocedido hacia el mar (hoy está a una distancia de alrededor de 5 km desde Skógar), los anteriores acantilados marinos permanecieron, paralelos a la costa a lo largo de cientos de kilómetros, creando junto con algunas montañas una frontera clara entre las tierras bajas costeras y las Tierras altas de Islandia. Debido a la cantidad de espuma que produce constantemente la cascada, un arco iris simple o doble es normalmente visible en los días soleados. Según la leyenda, el primer colono vikingo en la zona, Þrasi Þórólfsson, enterró un tesoro en una caverna detrás de la cascada.

En el lado oriental de la cascada, un sendero para trekking lleva hasta el paso Fimmvörðuháls entre los glaciares Eyjafjallajökull y Mýrdalsjökull. Baja a Þórsmörk en el otro lado y sigue como la famosa Laugavegur a Landmannalaugar. Se puede subir por una escalerilla que hay a la derecha de la cascada (tomárselo con calma que es muy alta) y desde la parte de arriba, cruzando una valla por unas escalerillas de madera para cruzar las vallas, empieza la ruta que va a Þórsmörk y Landmannalaugar.

Después de mojarnos al acercarnos y la caminata hasta arriba para contemplar mejor este fenómeno de la naturaleza, nos dirigimos a Vik para ver está población. Realmente tiene muy poquitas cosas, salvo las playas de arena negra. Vik i Myrdal es pese a su tamaño (300 hab) el lugar mas grande en 70Km. Está justo debajo del glaciar Mýrdalsjökull que está encima del volcán Katla. El Katla no ha entrado en erupción desde 1918, y el típico reposo de este volcán suele ser de unos 40 años con lo que se especula con que puede ocurrir pronto. Si sucede esto, las riadas que se producirían por el deshielo del volcán se llevarían Vik por delante (solo se salvaría la iglesia que está a lo alto).

Comimos en la gasolinera N1 unas hamburguesotas. Como la marea estaba alta, no pudimos andar por la playa hacía Reynisdrangar así que tuvimos que ir en coche. Reynisdrangar  es una playa de estacas de basalto bajo la montaña Reynisfjall. La leyenda dice que las columnas se originaron cuando dos trolls arrastraban tres navíos hacia tierra y cuando llegó la luz del día se transformaron en piedra. Las columnas basálticas son muy impresionantes y lo más común es hacerse fotos subidos a ellas, cual tronos de la edad media. Por supuesto hay que sacarse una foto con los trolls de piedra. Si sigues por la playa se llega a Reynisfjara que es otra playa de arena negra famosa por sus olas peligrosas. Cuando llegamos nosotros nos encontramos con una especie de carrera o convoy de 4X4 que fueron alrededor de toda la playa y luego desaparecieron.

Cogiendo de nuevo el coche para ir a Dyrhólaey y su faro nos los volvimos a encontrar, menos mal que nos dio tiempo a subir hasta arriba porque el camino que lleva al faro es un poquillo duro. Desde allí vimos su playa de arena negra con rocas solitarias y su arco natural de lava negra de 120m de altura que da su nombre a la península. Desde allí se ve el glaciar Mýrdalsjökull, las columnas de lava negra de Reynisdrangar en el mar y la costa en dirección a Selfoss. Hacía un viento terrorífico, por lo que sacamos unas cuantas fotos y nos fuimos.

Hicimos un breve alto para ver el Eyjafjallajökull, ese volcán glaciar que en 2010 tuvo en jaque a las aerolíneas Europeas. Es curioso ver fotos de la erupción porque toda la nube de cenizas iba en dirección Europa y nada para Islandia (como decían las camisetas “we haven’t any cash, but we have lot of ash”).

Vuelta a Hella, donde dimos la tradicional vuelta al supermercado en busca del alimento nuevo perdido, para acabar unos noodles que compramos (realmente asquerosos) y disfrutar de otra noche de auroras. Esta noche vimos una de las auroras más potentes, ya que justo se ocultó la luna cuando estaba en su máximo esplendor (en las fotos se ven atisbos de rojo incluso).